
El mapa de DroneSec y las decisiones tomadas estos días en Berlín confirman una militarización acelerada del espacio aéreo civil por parte del crimen organizado y actores estatales.
Por: Pablo Heredia Cantillana.
Fecha: 19 de Noviembre de 2025


La seguridad del espacio aéreo inferior atraviesa una crisis silenciosa. El resumen de incidentes de octubre de 2025 elaborado por la empresa de inteligencia DroneSec registra centenares de casos en todo el planeta: contrabando, espionaje, sabotaje, intentos de asesinato y ataques con explosivos. Cada marcador del mapa representa una intrusión en aeropuertos, prisiones, fronteras o edificios de gobierno.
las categorías de “Intrusiones y Allanamientos” y “Vigilancia y Reconocimiento” concentran la mayoría de los incidentes. A esto se suma un dato especialmente preocupante: la tasa de no aprehensión llega al 43% y, en otro 36% de los casos, ni siquiera se declara el resultado. En términos prácticos, casi ocho de cada diez incidentes no terminan en consecuencias legales claras para los operadores. La capacidad de intrusión de los drones va por delante de la capacidad de respuesta de los Estados.
En el mapa de octubre, Europa aparece salpicada de incidentes sobre bases aéreas, instalaciones militares y grandes infraestructuras en Alemania, Bélgica, Estonia, Finlandia, Países Bajos, Noruega, Polonia y España. Más de cuarenta vuelos no autorizados sobre objetivos militares en un solo mes difícilmente pueden atribuirse a errores de navegación: todo apunta a campañas de Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento (ISR) que miden tiempos de respuesta, mapean defensas y registran patrones de actividad.
Al mismo tiempo, la aviación civil se ha convertido en un indicador sensible de esta presión. A principios de octubre, el aeropuerto de Múnich —uno de los más transitados de Alemania— tuvo que cerrar dos veces en menos de 24 horas por avistamientos de drones cerca de las pistas, dejando a miles de pasajeros en tierra. El episodio desencadenó llamadas públicas para dotar a la policía de potestad legal para derribar drones sospechosos en situaciones de riesgo.

En octubre, el gabinete alemán aprobó un proyecto de ley que autoriza a la policía a neutralizar drones que representen una amenaza grave, utilizando medios cinéticos, sistemas láser o interferencia de señal. El texto se justifica por un aumento de 172 interrupciones de tráfico aéreo vinculadas a drones solo en 2025 y por la sospecha de campañas de guerra híbrida.
La industria aeroespacial alemana lleva meses advirtiendo de que la reacción llega tarde. El Bundesverband der Deutschen Luft- und Raumfahrtindustrie (BDLI) ha alertado de que Alemania “no está suficientemente protegida frente a drones hostiles”, citando fallos en la detección de vuelos ilegales sobre el aeródromo militar de Manching y reclamando una estrategia nacional de detección y defensa más coherente.
Mientras el mapa de DroneSec circula por redes, la Berlin Security Conference (BSC) reúne estos días a ministros de defensa y grandes contratistas. Allí, compañías como Diehl Defence y Lockheed Martin han firmado memorandos para combinar sistemas de defensa aérea alemanes (como IRIS-T) con plataformas antimisiles, con el objetivo declarado de reforzar el escudo aéreo europeo. Europa empieza a reaccionar con nuevas leyes y nuevos radares, pero el mapa de octubre deja claro que la brecha no es solo de hardware.

En el continente americano, la evolución es distinta: el dron comercial ha completado su transformación en arma del crimen organizado.
En Asia, domina la logística ilícita. El mapa recoge docenas de entregas transfronterizas en la frontera de India, con decomisos de narcóticos y armas cortas. Cada vuelo sustituye kilómetros de caminos secundarios y elimina al mensajero humano.
El informe también alerta sobre un frente menos visible: ciberataques contra fabricantes de drones mediante ofertas de empleo falsas para insertar malware en la cadena de suministro. El objetivo es introducir vulnerabilidades en el firmware para poder manipular flotas enteras —comerciales o gubernamentales— a distancia.
El resumen de octubre de 2025 de DroneSec no describe una tecnología emergente, sino una herramienta consolidada en el arsenal del crimen organizado y la guerra híbrida.
Las decisiones que se toman hoy en Berlín señalan un giro: se reconoce el espacio aéreo bajo como dominio estratégico. Pero si casi ocho de cada diez incidentes siguen sin resolución, la brecha crítica no es de misiles, es de capacidad humana. Falta gente capaz de conectar tecnología, datos y legalidad para diseñar respuestas efectivas.
Ese es el verdadero reto para los próximos años: formar a una nueva generación de profesionales que no solo gestionen el hardware, sino que protejan la resiliencia de nuestras sociedades.

